MARIO, HERMANO

A los sones de un hermoso canto llamado "Hemos llegado hasta aquí", interpretado por un entusiasta conjunto musical de voces e instrumentos, comenzaba nuestro sencillo y solemne encuentro en la Ermita construida por la Cruzada de María 2014 al pie del Cristo Redentor de Los Andes; acto que fue seguido por la renovación de la coronación de María en torno a la placa de Mario Hiriart, que está pegada en la base de la estatua del Cristo Redentor...

| Maria Isabel Hereros Maria Isabel Hereros

A los sones de un hermoso canto llamado "Hemos llegado hasta aquí", interpretado por un entusiasta conjunto musical de voces e instrumentos, comenzaba nuestro sencillo y solemne encuentro en la Ermita construida por la Cruzada de María 2014 al pie del Cristo Redentor de Los Andes; acto que fue seguido por la renovación de la coronación de María en torno a la placa de Mario Hiriart, que está pegada en la base de la estatua del Cristo Redentor.

Se cumplían 50 años de la muerte de Mario, y 40 años de la primera ascensión al Cristo Redentor; que fue impulsada por su sueño latinoamericano: "En los Andes construiremos un Santuario; como símbolo de unión de nuestros pueblos y nuestros corazones; como símbolo del triunfo que tú (María) obtendrás por medio de nosotros, tus instrumentos". (Esta peregrinación fue informada en una carta al Papa Francisco, quien respondió agradeciendo y bendiciendo la iniciativa).

Era el sábado 15 de marzo de 2014. Comenzamos la peregrinación muy temprano, con un lindo día. Al llegar a mediodía a nuestro destino, había mucho viento y un intenso frío; pero brillaba el sol. Luego el cielo se fue nublando, y cuando comenzamos el descenso estaba nevando... más adelante tuvimos un poco de granizo y después lluvia; pero al iniciar el viaje de regreso, la lluvia había cesado y de nuevo brillaba el sol.

Estuvimos allí 72 personas; representantes de Chile, Argentina, Perú, Alemania... y todos aquellos que por un motivo u otro hubieran querido acompañarnos y no pudieron hacerlo; pero estaban presentes espiritualmente (y algunos también con su apoyo material). Yo viajaba en un minibús de 15 personas proveniente del Santuario de Agua Santa, Viña del Mar; nuestro Cenáculo de Fundación. De los 15 pasajeros, 10 pertenecían a la Juventud Masculina Universitaria e iban con su asesor, el P. Jaime Gayangos. Y por supuesto, llevaban con orgullo la bandera de su rama.

Luego del canto inicial, saludamos a la Santísima Trinidad con las palabras de Mario:
"Dios y Señor, la gloria de toda la creación se eleva a Ti en las manos de Cristo, tu Hijo. El Rey del cielo y de la tierra, y especialmente de los corazones de los hombres, nos enlaza en la vida de amor trinitario. Por Él te imploramos hoy, vivir iluminados por la presencia del Espíritu Santo. Que nos eleves, nos hagas dignos de vivir, y nos bendigas con el regalo inmenso de ser tus hijos. Que nos conviertas en instrumentos tuyos, para transformar la realidad que vivimos; simplemente viviendo a imagen tuya. Ven Señor, conviértenos en lazo de unión y de paz, siendo tus santuarios vivientes. Amén."

Y completamos esa oración rezando tres veces el Gloria.
En seguida, con gratitud y confianza, elevamos al Señor nuestras plegarias; respondiendo a cada una de ellas "Con María, llegue a Ti nuestra oración, Señor".

• Te damos gracias, Señor, por los muchos dones con que has colmado en este año nuestra propia vida, la de nuestra Familia, y la de nuestros pueblos. Tú has mantenido nuestra fe, alentado nuestra esperanza y ensanchado nuestro amor. Por ello, te decimos: Con María...

• Te pedimos la paz, en cada lugar del mundo, donde arden guerras enloquecidas, odios de todo tipo, persecuciones incomprensibles, muertes de tantos inocentes. En medio de la dureza de muchos corazones, quieres seguir sembrando tu Evangelio de paz y perdón. Por ello, te decimos: Con María...

• Te confiamos cada una de las peticiones que recogemos en la cadena de oración de Mario Hiriart; para que tu salvación llegue nuevamente a cada uno. Fortalece a los que sufren en su cuerpo o en su espíritu, dales consuelo y compañía a quienes llevan una cruz que les pesa mucho; escucha su clamor cada día. Por ello, te decimos: Con María...
En ese momento, abrimos con Mario nuestro corazón como cáliz para llenarnos del Amor de Dios, que no tiene fronteras; rezando filialmente el Padre Nuestro. Repetimos juntos, tres veces, el sueño latinoamericano de Mario, y luego dijimos: "Venimos a construir en nombre de Mario, nuestro hermano mayor, un Santuario vivo de gratitud por indicarnos el cielo; donde vive desde hace 50 años. Que él implore toda bendición sobre nosotros, nuestras familias, sobre cada persona de la cadena de oración por la que prometimos rezar, sobre quienes están aquí espiritualmente, de distintas partes del mundo; sacerdotes y amigos. Como signo de todo ello soltaremos nuestros coloridos globos, cargados de nuestras oraciones. (Cada globo que soltamos llevaba atadas unas cintas de colores con jaculatorias de Mario y la dirección de la Fundación Mario Hiriart).

En seguida depositamos en la Ermita (en una bóveda que luego se sellaría con un trozo de la antigua puerta del Santuario original), diversos recuerdos de nuestra estadía; con la intención de que sea abierta 50 años después. Desde ahí nos dirigimos a la estatua del Cristo Redentor; renovando la coronación frente a la placa, con la misma oración que se preparó en 1974.

Luego descendimos hacia la Capilla, donde compartimos la Eucaristía, presidida por el P. Enrique da Fonseca, y también el almuerzo; pues providencialmente sólo pudimos cobijarnos del frío y la nieve en ese lugar. Fue una hermosa experiencia familiar, marcada por el agradecimiento y el envío.

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