ADIÓS A LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE RELIGIOSAS DEL COLEGIO VILLA MARÍA ACADEMY

Santiago, 1 de abril del 2009... Mientras transcurría el primer tiempo del partido entre Chile y Uruguay por las eliminatorias para el Mundial en Sudáfrica, en una reunión extraordinaria que convocó a...

| Paulina Respaldiza Paulina Respaldiza
Santiago, 1 de abril del 2009... Mientras transcurría el primer tiempo del partido entre Chile y Uruguay por las eliminatorias para el Mundial en Sudáfrica, en una reunión extraordinaria que convocó a apoderados de alumnas entre kinder y cuarto medio, las "sisters" de Villa María Academy anunciaron que dejarán el colegio y se retirarán de nuestro país a causa de la falta de "vocaciones religiosas", no pueden seguir funcionando en Chile, ya que no hay nuevas religiosas que se hagan cargo de las tareas educativas. 2 de abril del 2009... Cartas en los diarios, mails de apoyo a las sisters, blogs, artículos y reportajes en los distintos medios de comunicación, columnas en los diarios... nadie ha quedado indiferente frente a esta noticia. ¿Por qué? ¿Cuál es esa fuerza que trasciende generaciones? ¿Qué tienen en común miles de mujeres que hoy están tan conmovidas con esta noticia? Santiago, año 1940... Una vieja camioneta verde circula por las calles de Santiago, al volante una "monja" acompañada por varias más... algo absolutamente insólito para la época... aumenta la curiosidad por saber quién son estas "monjitas revolucionarias". La congregación Inmaculate Heart of Mary llegó a Chile respondiendo al llamado que les hiciera monseñor Aldo Laghi. Se iniciaba la segunda guerra mundial y era necesario preparar a las "niñitas, para que entendieran el mundo que se les venía". Cuando llegaron, en nuestro país no había derecho a voto femenino y la mujer debía responder a ciertos cánones sociales. Pero las sisters, norteamericanas, dejaron rápidamente en claro su manera de pensar... Sí, en esos años costaba creer que hubiera unas monjas que manejaran una vieja camioneta verde y que enseñaran a sus alumnas a leer a Shakespeare con la misma naturalidad que a montar musicales tipo Broadway. Como si fueran poco, no formaban mujeres sólo para la economía doméstica, sino para el mundo. Su modernidad causó entonces curiosidad y admiración... ese fue el sello que irían imprimiendo en sus alumnas. Como "ex villamarian", dedico estas líneas para reflexionar sobre el sello indeleble que las "sisters" han dejado en el corazón de tantas mujeres que han pasado por las salas de clases del VMA. Un colegio como el Villa María es más que un lugar donde educarse: es una forma de vida. En los años que pasé en el colegio quedó marcada en mí para siempre la impronta de la congregación. La disciplina en las salas de clases, los recreos junto a las sisters, las maratónicas semanas del colegio, las kermeses donde ellas, como nosotros, vendían hamburguesas; los interescolares donde luchaban por nuestro colegio como una alumna más. Las obras sociales, su compromiso con Cristo, con los que sufren, con los más pobres. Su vocación por ayudarnos a salir adelante, su modelo para ser mujeres activas, responsables, comprometidas, solidarias, dueñas de nosotras mismas y con una voz decidida frente a la sociedad. Hoy, casi 70 años después, esa forma de enfrentar la vida es la esencia de muchas mujeres. Ese es el espíritu de las ex - alumnas del Villa María; todas son líderes en las responsabilidades que desempeñan, somos personas que podemos pensar en grande, "out of the box". Vemos las diferentes alternativas y elegimos la mejor. No sólo nos enseñaron a hablar inglés, sino también a ser mujeres independientes; nos formaron para ser felices. Han pasado casi 30 años desde que me puse por última vez mi corbata amarilla y todavía me sigo emocionando cuando leo o escucho sobre los logros, desafíos, fracasos de mi Alma Mater. Vivo con gran intensidad las distintas tradiciones del colegio: el cambio de color de la corbata a medida que van pasando de curso, las barras de los interescolares, the memory night y tantos otros mágicos momentos. Pero no podemos quedarnos sólo en las formas... hay un fondo que trasciende la vida de las "villamarianas"... la manera como se fue gestando en cada una de nosotras un sentido de Dios, el amor con que nos enseñaron a rezar a Jesús y la confianza en María, nuestra madre, guía y modelo. María dio su sí, se abandonó en Dios Padre; supo cuando hablar, cuando callar; actuó cuando era necesario y se atrevió... Esa fe y la mística de un colegio con 69 años de historia, fue sembrada por el apostolado de las Sisters IHM quienes también se atrevieron. Ha sido un apostolado revelador, valiente y realista que ha hecho posible un colegio de mujeres capaces de articular sus vidas, modificar su entorno y ser un aporte a la sociedad... esperemos que los frutos de esa siembra, puedan continuar con ese gran apostolado iniciado en 1940 Gracias queridas Sisters por cultivar la alegría de sentirnos hijas de Dios, de cumplir nuestro deber de estado a imagen de María, de sembrar en nosotras la responsabilidad de comprender y de ser un aporte en nuestro entorno, y de grabar en nuestros corazones el sentido de misión para llegar al Padre "Sirviendo con sencillez y alegría" a imagen de María.
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